De nuestro anterior post, entendimos claramente las diferencias entre la metodología de aprendizaje tradicional y la metodología que exige el siglo XXI.
Fuente: Wikimedia Commons |
En el siglo de la revolución digital y las redes sociales, dónde cada persona es una potencial fuente de consumo y producción de información (prosumidor), dónde los contenidos están de todo menos centralizados y pueden venir prácticamente desde cualquier escenario de aprendizaje, la cosa se complica (por no decir se desmorona).
Desde nuestro punto de vista, y todavía sin tener años de experiencia en las aulas a nuestras espaldas, vemos que este cambio natural, que se tiene que producir sin discusión en el rol del docente, puede resultar abrumador, pues pasar de una metodología centrada en el profesor (un mundo acogedor de resultados-instrucción-evaluación) a una centrada en el alumno no es algo trivial ni un proceso rápido. Sino un camino de obstáculos. Por citar textualmente a Jesús Salinas et al., en el artículo "Competencias docentes para los nuevos escenarios de aprendizaje": "Paradójicamente, en estas metodologías centradas en el alumno el papel del formador presenta una mayor complejidad".
Fuente: ICT's in Miss Armstrong's Class |
Hemos aprendido de lo anterior la necesidad de que, para lidiar pedagógicamente en los nuevos entornos de aprendizaje, se necesite un cambio en el contexto educativo y la adquisición de nuevas competencias por parte de profesores y alumnos, mediante modelos como el emblemático TPACK (Technological Pedagogical Content Knowledge). Nuevas habilidades tecnológicas, pero sobretodo comunicativas.
La irrupción de las TIC en el aula hace virar forzosamente los roles del docente, la propuesta va más allá de la explotación de la información en Internet, el docente debería convertirse en un curador de contenidos, entendiéndose la curación como la concreción de procesos de selección y búsqueda, organización y distribución y compartición de los recursos de información de la red.
Fuente: Educaticeivissa |
Y no sólo eso, el rol del docente necesitará de más dimensiones, según hemos podido aprender del artículo de Siemens (2010). Por ejemplo, el papel de amplificador, mediante redes sociales como Twitter, por ejemplo compartiendo con sus seguidores (los alumnos u otros) un artículo interesante. O el papel de abrir caminos y dar sentido a la sociedad, lo entendemos como aquella persona que ha caminado antes por un sitio, se ha equivocado, ha aprendido y enseña su aprendizaje; pues eso llevado al mundo de las redes sociales, permite al alumno convertir su red social en un campo fértil de aprendizaje, seleccionando adecuadamente nodos que aporten valor de los temas que más le interese.
Es a la vez ilusionante y sobrecogedor el cambio educativo que viene, y todavía hay cuantiosos aspectos que deberían ser tratados en profundidad, como por ejemplo la privacidad en las redes sociales, la ética, el control de los contenidos, cómo evaluar adecuadamente el aprendizaje en un entorno educativo tan disperso, entre otros. No obstante, nuestro grupo espera vivir y ser protagonista de dicho cambio.
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